Aprendiendo de los niños

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Mirar para atrás, es algo que muchas veces nos detenemos a pensar, ¿que fue de nuestra vida en el pasado?, y comenzamos a pensar si en verdad hemos avanzado en algo, si en verdad iremos para algún lugar, ¿que nos deparará el destino?, hacia donde nos llevará este mundo y todo lo que la vida lleva con el pasar de los días?

Veo a los niños crecer, con la firme esperanza e ilusión de parecerse a sus padres, veo el anhelo que llevan en sus corazones de capturar la realidad de la vida tal y como la ven en nosotros los mayores, ¿que les estamos ofreciendo a los niños? cual es el ejemplo que queremos que ellos sigan, seguramente cuando ellos crezcan querrán (como nosotros ahora) mirar hacia atrás, ¿encontrarán en ese entonces lo que realmente nosotros como adultos quisiéramos que encontraran?

En muchas oportunidades no nos damos cuenta que nosotros para los niños somos un ejemplo a seguir, mucho menos nos damos cuenta de cuanta inocencia hemos perdido al caminar en el mundo y al aventurarnos a vivir una vida sin una guía espiritual correcta, en realidad somos nosotros los mayores quienes deberíamos tomar a los niños como ejemplo, su inocencia pura, su honestidad y sinceridad innata, y esa capacidad de ser felices con un dulce o hasta con una suave y tierna caricia.

He tenido la oportunidad de ver crecer a los niños del preescolar, y me asombra inmensamente la capacidad de reconciliación que tienen cada segundo de su vida, ¿porque no caminar nosotros mismos en esa realidad?, ¿dejar el rencor atrás y olvidar rápidamente?, En este mundo esto sonaría imposible, ¿perdonar al que me hirió? ¿Olvidar lo que pasó?, que difícil suena, pero.. y ¿entonces porque los niños si lo pueden hacer?, a veces olvidamos que también cuando niños teníamos esa capacidad, has pensado que es lo que ha cambiado para que ya no la tengas?, creo que no es cuestión de los años, y no es cuestión de la vida, pero entonces ¿porque será?

Dentro del corazón todos tenemos las mismas capacidades que teníamos cuando niños, poder soñar, jugar libremente, proponer, avanzar en nuestros anhelos, saltar, reír, dormir, llorar, ser Libres…

Así fuimos diseñados, ¿porque entonces insistir en vivir atados a lo que no nos corresponde?

Aprende de los niños, de los niños del parque, de los niños del colegio, de tus hijos, de tus sobrinos, de tus vecinos, aprende de su dulzura, su grande e inigualable amor, aprende de su eterna sonrisa, de su capacidad de amar, renueva tus sueños, vuela de nuevo, y recuerda que ser niño no depende de la edad… depende del corazón… renueva tu corazón, renueva tu vida!

Diana Albán

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