Viendo nuestra cultura, el diario vivir, transitando por las calles, escuchando voces de las personas. Se hace latente algo que había tocado en artículos anteriores, el egocentrismo. Personas en muchos lugares solo piensan en ellas. No importa que los demás sean lastimados, abusados o heridos; lo que Importa es que yo esté bien.
En transmilenio, no importa que los otros no puedan entrar, yo me voy sentado y no dejo que los demás pasen. El otro no importa si mandamos a volar a quien sea (mujeres, niños, ancianos) hay que empujar para entrar. Se centran tanto en eso, que no ven que entre más empujen más difícil es que puedan entrar. Vivimos nuestras vidas así, chocándonos, atropellándonos contra situaciones y luego nos preguntamos ¿por qué nuestras vidas son tan duras? Nosotros mismos muchas veces somos los culpables.
El pensamiento egoísta se centra tanto en un solo punto “El yo” que impide que veas que hay a tu rededor; que impide pensar en que hay más personas con necesidades. No deja ver que tu hijo está pasando por cierta situación y está mal; que tu esposa se siente sola; en que hay una abuelita, una mujer embarazada o un bebe; que se puede accidentar porque te hiciste el loco para no dar tu silla y quieres solo tu comodidad. ¿Cuántas veces por andar pensando tanto en ti, en tus cosas, en tus problemas, no viste que la solución estaba cerca? ¿Que si hubieras mirado al lado y no
tan solo a ti, hallarías que hay más cosas que pueden hacer tu vida mejor?
En transmilenio, no importa que los otros no puedan entrar, yo me voy sentado y no dejo que los demás pasen. El otro no importa si mandamos a volar a quien sea (mujeres, niños, ancianos) hay que empujar para entrar. Se centran tanto en eso, que no ven que entre más empujen más difícil es que puedan entrar. Vivimos nuestras vidas así, chocándonos, atropellándonos contra situaciones y luego nos preguntamos ¿por qué nuestras vidas son tan duras? Nosotros mismos muchas veces somos los culpables.
El pensamiento egoísta se centra tanto en un solo punto “El yo” que impide que veas que hay a tu rededor; que impide pensar en que hay más personas con necesidades. No deja ver que tu hijo está pasando por cierta situación y está mal; que tu esposa se siente sola; en que hay una abuelita, una mujer embarazada o un bebe; que se puede accidentar porque te hiciste el loco para no dar tu silla y quieres solo tu comodidad. ¿Cuántas veces por andar pensando tanto en ti, en tus cosas, en tus problemas, no viste que la solución estaba cerca? ¿Que si hubieras mirado al lado y no
tan solo a ti, hallarías que hay más cosas que pueden hacer tu vida mejor?
Nos quejamos que la sociedad no progresa, que no hay apoyo. Esperas que tan solo los demás hagan por ti, pero tú no haces nada por los demás. Te quejas que el gobierno no hace; el colegio no hace; que el administrador de tu edificio no hace ¡¡que no sirven para nada!! ¿Porque entonces no haces algo? ¿Si no haces nada por los demás, como van a hacer cosas por ti? y si no hacemos cosas el uno por el otro buscando el bien común, ¿como el país va a progresar? Por eso seguimos tercermundistas, porque pensamos ¿y yo porque? Pero eso si peleamos porque los demás no me hacen.
Expandamos nuestras mentes. Dejemos de centrarnos en un solo punto “nosotros” y abramos nuestra visión. Familia, amigos, sociedad, naturaleza… Si lo haces podrás ver el mundo de forma diferente y no tan solo verlo, sino hacer el cambio, y si más personas lo hicieran, seriamos parte de un crecimiento progresivo donde absolutamente todos salimos beneficiados.
Demos el paso. Miremos a nuestro lado, extendamos la mano. Verás como en tu interior te sentirás mejor.
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