La condena

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Llega el fiscal y con su mirada, condenándome señala mi posición. Yo solo agacho la cabeza y digo, ¿cómo pude llegar hasta aquí? Si todo inició por cosas pequeñas, que hasta divertidas y buenas parecían. Veo mi camino sin salida, mi muerte es inminente. Levanto la mirada y veo a el juez tratando de ser imparcial pero le es difícil. ¿Cómo un padre le seria indiferente dictar condena contra su Hijo? Pero es un padre y un juez justo, no le es posible hacer otra cosa. Yo hice lo que hice. 

Se levanta el mazo del dictamen y cierro los ojos mientras una lagrima escapa de mi rostro... ¡¡Un momento su Señoría!! grita un señor desde la puerta del tribunal. Las miradas se posan sobre éste hombre mientras este se acerca al estrado. Mis ojos los siguen, percatando que su porte y su vestido muestran que es alguien de importancia --Aquí hay un mal entendido. Este hombre no es el que ustedes buscan--. Voltea su rostro y con una sutil sonrisa que toca mi alma me hace entender que todo estará bien, que todo está bajo control. Prosigue diciendo --El Hombre al que buscan soy yo. Yo soy el que debería ser condenado. Al que están juzgando es inocente.-- ¿que qué ? ¿yo inocente? ¿pero si yo soy el que cometió todo eso? ¿De qué habla?. 

¿Está seguro de lo que está diciendo?. Prosiguió el juez ¿Sabe acaso la condena a la que se sometería de ser así?-- Si su señoría. Respondió aquel Hombre. --Bien... como ha confesado ser la persona que buscamos por cometer esos delitos no me queda otra opción que declararlo culpable y se dictamina cumplir la condena por la que esta sindicado. El mazo golpeando el estrado termina con la frase mientras mi rostro refleja el perplejo de lo que acaba de suceder. Se acerca a mi aquel hombre y  tomando mis documentos, mientras me entrega los suyos dice: Ahora soy tu y tu tendrás todo lo que yo soy. La sentencia fue dictada aquel hombre inocente se acerca a la muerte, está dando su vida por mi. ¿Porque? ¿Porque quiso pagar algo que yo mismo busque?. 

Llega el momento, los minutos se detienen en una cuenta regresiva: Veo el rostro del fiscal con una sonrisa, por la sentencia que se lleva a cabo donde el premio es mayor de lo que hubiera pensado. Su gozo hace recorrer un frío en mi ser. Mi corazón se acelera, mientras aquel hombre inocente sigue mirándome, penetrando mi alma tocando mi Espíritu. El fin toca la puerta, los ojos de aquel hombre se cierran mientras su último aliento expira. Todo ha llegado a su fin, un silencio rodea el lugar. Solo el fiscal celebra su triunfo y planea su celebración. 

La puerta se abre con fuerza y entra el juez con premura y con su aliento agitado grita: ¡Alto! ¡Este hombre es inocente!. Pero ya es tarde: La condena se cumplió. Aquel hombre pagó con su muerte. No hay nada que hacer. Paramédicos se acercan y con toda sus fuerzas tratan de revivirlo sin esperanza alguna. En mi interior solo albergaba esa mirada, que se acrecentaba en mi corazón, que penetraba más y más profundo; de mi salían lágrimas que me lavaban, que me liberaban y me seguía preguntando ¿por qué? 

Un aliento, un respiro. Un latir se escucha. La atmósfera cambia, el panorama de muerte ahora es vida. Con cada nuevo respiro siento como yo también vuelvo a vivir. El fiscal con Ira se levanta y vocifera ¡¡no!! ¡entonces que él pague! Señalando mi posición con su dedo acusador. El juez lo mira con autoridad y le dice: Esto no es posible la condena ya fue pagada. Este hombre hombre ya la pagó con su vida. Quedan en libertad. La ira y los gritos de rabia llenan el lugar. Esa risa de gozo burlón termino en derrota y lo que para mi era una condena irremediable terminó en libertad. 

Este hombre es Jesús, quien pagó con su vida la condena por tus pecados, para que no murieras, sino por el contrario ahora puedas vivir con todos los derechos que a Él le pertenecen. Murió en aquella cruz pero resucitó y tú también con él. El secreto está en: ¿lo aceptaras como tu salvador? ¿lo recibirás y dejarás que penetre tu corazón para que ser libre? O dejarás que una eternidad de muerte sea tu destino. Si deseas aceptarlo pero no sabes como hacerlo, puedes decirle éstas palabras desde tu corazón. Oración de Salvación .  

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